Todos los traductores hemos leído a Umberto Eco, seguro. Y todos nos hemos sorprendido al saber que nuestra profesión tiene tantos y tantos siglos... y que los traductores eran clérigos. ¿A quién más se le ocurriría aprender a leer y a escribir en ese momento? ¿Para qué?
Les cuento que parece que esta ficción de Eco se está concretando en la vida real en los últimos tiempos:
Incendio en la Sacra de San Michele
Tres libros antiguos contienen arsénico