Espero que me disculpen, pero toda esta discusión no deja de parecerme un poco como echar aire por la boca para tomar por sorpresa a más de un incauto. La filosofía (como la lingüística, la gramática y otras ciencias consideradas "oscuras" por los legos) no tienen por qué ser una acumulación de conceptos impronunciables que ni los mismos expertos entienden. ¿Cómo puede "un concepto escapar a su lugar"? ¿Cuál es ese "lugar" de donde se escapa "el concepto"? ¿Acaso no existe un término más amable que ese espantoso "acontecimentales" con que nos deleita nuestro buen Gabriel? Y luego esa oración que, por más horas que le he dedicado, no he podido dilucidar su significado:Originally Posted by Gabriel
Las posiciones acontecimentales son siempre perspectivistas, y es por eso que no tienen miedo a la contradicción, lo cual no quiere decir que cada perspectiva que adoptan no sean una verdad absoluta en su relatividad.
Sin afán de ofender, Gabriel, ¿podrías parafrasear esto para que lo entienda, digamos, tu sobrino de diez años? Porque así me hiciste sentir, como un ignorante infante de diez años, con todo ese galimatías de conceptos y palabras rimbombantes que parecen andar en círculos: todo es absoluto porque es relativo, o es relativo porque es absoluto, o no sé qué quisiste decir.
No, no creo que la ciencia tenga que ser oscura. Asimov era capaz de explicar los conceptos más complicados en un lenguaje que hasta yo podía entender. Un enunciado resulta tanto más sorprendente cuanto más claro está expresado. Para causar asombro no es necesario acudir a conceptos extravagantes ni a lenguajes arcanos.
"Dios mueve al jugador y éste, la pieza.
¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza
De polvo y tiempo y sueño y agonía?"
dice Borges en su maravillosa descripción del juego de ajedrez. En ese sólo terceto es capaz de expresar un montón de ideas filosóficas en torno a la creación, a la religión, en fin, en torno a la relación del hombre con Dios, sin necesidad de apelar a verborreas innecesarias. Y en ese mismo espíritu, creo que el diálogo iniciado en este hilo se beneficiaría mucho de un poco de claridad en los términos en que se discute.
En cuanto al tema de que se habla, si alguien quiere revisar una refutación bastante bien cimentada a las ideas de Chomsky sobre los absolutos lingüisticos, les recomiendo Después de Babel, de George Steiner, que es un estudio serio y bastante ambicioso sobre la labor de la traducción, vista desde el aspecto de la lingüistica.
Saludos