A simple Spanish project. It'd be a great help if you'd alert me of any grammar mistakes or... other mistakes in general. Thank you so much in advance!
Érase una vez un niño audaz llamado Tomás. Vivió con su hermano, el aviador y mecánico famoso Franz. Un día, cuando Franz había salido en negocio, Tomás se dio cuenta que ¡la puerta de su garaje era abierto!
¡En el garaje era un globo gigantesco! “¿Porqué no?” pensó Tomás y lo subió. Había vivido por suficiente tiempo con su piloto hermano para saber despegarlo.
El viento rápidamente levantó el globo más y más alto. Tomás miró fijamente fuera. Estaban encima de las nubes, por delante de las cimas de las montañas también... ¡de repente, vio un niño pequeño en una nube!
Él fue fuera... ¡y le desafió a una pelea de espada! “Si ganas,” dijo, “te daré un regalo, y si pierdes, empujaré un agujero en su globo!” ¡La battala empezó!
Tomás no era un peleador experto de espada... pero un relámpago destelló de repente y mientras el niño era destraído, ¡él logró vencerle! Él tomó la pérdida cortésmente y dio Tomás un pájaro de oro muy bonito. “¡Hasta luego, maestro de la espada!” dijo adiós con la mano.
Mientras truenos trastornaron el cielo, ¡el globo empezó descendiendo en el océano! Tomás trató a escapar – pero, muy extrañamente, el pájaro empezó a resplandecer y un protección de oro surgió...
Mientras cruzaron la agua, Tomás fue sorprendido a buscar que se podía halar. ¡Caras le se asomaron con curioso – seres del mar! El globo pasó zumbando por el suelo del océano mientras Tomás miró con asombro la vista.
El globo pronto dejó. Agua brotaba sus lados mientras navegó encima de la tierra, de ciudades y edificios fantásticos. ¡De repente el globo se atascó en el torre de un edificio!
Una niña corrió afuera. “¡Buenas tardes!” clamó. “¿Necesitas ayuda? ...¿tienes hambre, chico?” Él asintió con su cabeza. Ella soltó el globo, pero primero subió una cometa con una caja completa con comida fijada. Tomás lo atrapó y abrió. ¡Delicioso! Sonrió con gratitud. “¡Gracias, y adiós!”
Tomás finalmente flotó suave a su casa. Franz estaba allí. “¡Hola, hermanito!” sonrió. “¿Qué pasa, chico?” “Nada mucha... jugé un poco con tu globo.” “Vale, ¡dime todo!”