¿Está todo bien y suena natural?
Nos quedamos con las manos cogidas esa noche hasta que me encontré al lado suyo y sentí unos labios de seda suavemente tocar los míos. Me besó una y otra vez, nosotros escondidos debajo del saco de dormir que nos abrigaba para protegernos del frío del otoño, bien tibiecitos los dos. Los besos fueron tan bonitos, tan dulces nunca me olvidé de estos, mis primeros besos.
Mil de gracias.