Por Luz Aída Salomón
De acuerdo con organismos internacionales México está reprobado en la educación pública por los bajos niveles de calidad , la inequidad y los fuertes rezagos en el acceso al sistema educativo nacional, principalmente en la zona sur y sureste del país donde los indígenas continúan marginados del resto de la población escolar.
Hace tres meses la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) realizó un examen entre 260 mil estudiantes de los países miembros de este organismo, de los cuales 5 mil fueron mexicanos y de acuerdo a los resultados se observó que éstos últimos presentan los niveles más bajos de desempeño escolar, porque la educación en México no está diseñada para otorgar herramientas que permitan al alumno desenvolverse en un mundo competitivo y globalizado.
Las recomendaciones para el gobierno de Vicente Fox, por parte de la OCDE, fueron que es imperante cuestionar los contenidos de la educación para mejorarlos, garantizar la cobertura universal de la educacion obligatoria –que comprende hasta secundaria o middle school-, analizar la distribución del gasto y ampliar la cobertura, pues el perfil demográfico de México es un reto adicional ya que en los
próximos 30 años se incrementará la matrícula en los niveles básico y medio superior (elementary school, middle school y high school).
Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) urgió a incrementar la calidad en la educación pública en México, mantener el 6.5 por ciento del Producto Interno Bruto en gasto educativo que es suficiente para América Latina pero hay que incrementarlo y “armonizar” los niveles educativos porque se observan grandes diferencias entre los estados de la República, en particular entre el norte y el sur del país.
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) va todavía mas allá en sus investigaciones sobre la educación en México al destacar que persisten rezagos de inequidad que excluyen de la enseñanza pública a varios sectores de la infancia. Por ejemplo: en el Distrito Federal y en las 100 principales ciudades del país existen alrededor de 140 mil niños y niñas en situación de calle, de los cuales sólo el 35 por ciento es alumno regular de alguna escuela. Además, sólo el 65 por ciento de los niños indígenas de 6 años asisten a primero de primaria (elementary school). Más grave aún es que poco más de 2 millones de niños mexicanos entre 5 y 14 años de edad no asisten a la escuela.
Yoriko Yakasawa, representante de Unicef dijo: “Si uno sale a la calle aquí en México, ve que hay una cantidad de niños que no van a la escuela y la gente no se sorprende, mientras que en otros países, como Japón, el ver un niño en la calle per-turba”. (Reforma, 10/27/03).
Aunado al problema de los niños en situación de calle, quienes salen a vender cualquier objeto con tal de contribuir al precario gasto familiar, están los altos niveles de deserción escolar en las entidades expulsoras de migrantes como son los estados de Guerrero, Jalisco, Oaxaca, Michoacán, Tlaxcala, Guanajuato y Zacatecas, principalmente. Cada año, sólo al norteño estado de Sinaloa llegan alrededor de 300 mil trajabadores del campo, quienes se trasladan con todo y familia al corte de tomate; sin embargo, ni los agricultores, ni los gobiernos estatal y federal hacen nada porque los hijos de jornaleros cuenten con escuela en los grandes valles agrícolas del norte de México.
La situación de los jóvenes mexicanos es también crítica y hasta desesperante; en septiembre pasado se suicidaron dos jóvenes capitalinas –de la Ciudad de México- tras ser rechazadas del plantel que escogieron para seguir estudiando. Esto obligó al mismo Presidente Fox a reconocer que: “Aún muchos jóvenes siguen quedando fuera de las universidades. No contamos todavía con todo lo que se necesita, ni con todas las instituciones y espacios con la calidad que exige la compentencia nacional e internacional. Lamentablemente, aún hay jóvenes con gran talento que no encuentran un lugar en las universidades de su elección” (Reforma, 09/05/03).
Las frías cifras de esta problemática educativa es que un 54 por ciento de los jóvenes mexicanos de entre 19 y 29 años de edad no estudia ni tiene empleo. Para tratar de resolver parte del problema, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) ha hecho un llamado al gobierno federal para crear de 2 a 3 millones de espacios educativos para atender la demanda.
El fondo de este y otros retos que enfrenta hoy México es que no existe planeación ni siquiera a corto plazo, porque los planes sexenales de cada Presidente que llega al poder no son continuidad ni actualización de las políticas públicas. Del Presidente Vicente Fox, primero surgido de la oposición, se esperaban cambios especialmente en el ámbito educativo, no en cuanto a que deje de ser laica, gratuita y obligatoria, sino en cuanto a calidad y contenido porque como reconocen organismos internacionales con el sistema educativo mexicano tal como funciona los mexicanos no tienen los conocimientos suficientes para hacer frente a un mundo en constante evolución, competitivo y globalizado.