Hace un par de semanas fui a ver Watchmen, sobre todo motivado por un par de comentarios sobre el tema principal de la película. Es muy interesante el hecho de que el director, Zack Snyder (director de 300 y Dawn of the Dead, entre otras cosas) tiene una gran capacidad para traducir al celuloide una estética propia del comic como pocas veces he visto antes. (Quizá una excepción sea Robert Rodriguez en "Sin City").
Watchmen está, sin embargo, bastante lejos de ser una película sobre superhéroes. Si jugamos a buscar un tema principal en la película (cosa que es bastante nefasto muchas veces... como decía Deleuze: buscar un tema principal [en un libro] es como crearse un dios benévolo para explicar movimientos tectónicos), podríamos decir que es el problema del bien y el mal absolutos. No pretendo estropearle la historia a nadie, pero la solución de los problemas termina conduciendo indefectiblemente a una relativización de ciertos supuestos que la mayoría da ya por sentados. Así y todo, no puede escapar a la ética anglosajona (tan utilitarista, en su mayor parte) de sacrificar el bien de algunos por el de muchos. Eso postula otro problema que la película parece pasar por alto: ¿quién decide a cuáles pocos sacrificar para salvar a otros? No estoy ni a favor ni en contra. Lo único que postulo es un problema de valor.
La película en sí dista mucho de ser una película para chicos: hay una escena de violación, alguna de sexo y violencia difícil de digerir, pero el dilema ético que postula, en conjunción con el paralelo que traza con el aspecto político, hace que valga la pena invertir las tres horas que la película demanda.