El cero, ese número tan redondo, tan en el medio de todo, el que todos deseamos multiplicado en nuestra cuenta corriente, en realidad tenía una connotación negativa hace muchos años. Y es que la palabra se cree que proviene de 'zephirum', un latín adaptado a otra palabra árabe, 'sifr', que, a su vez, es una traducción de otra en hindú, 'sunya'. Ésta última significa vacío o nada, que era el valor que le daban abstractamente en el pasado al número cero.